“¿Me puedes dar un antibiótico?. Es que tengo gripe.
Esta es una de las preguntas que más frecuentemente se hace en nuestro mostrador durante el otoño y el invierno.
La respuesta ha de ser no, pero no por capricho o porque Sanidad lo prohíba expresamente, sino porque tiene una clara explicación: tanto la gripe como el resfriado son enfermedades infecciosas causadas por virus, frente a los cuales los antibióticos no tienen acción.
Entonces, ¿cómo podemos tratar el catarro o la gripe?
Pues, estas enfermedades tan comunes producidas por virus no tienen tratamiento, lo único que podemos hacer es aliviar los síntomas, mantenernos hidratados y estar atentos para que no se nos complique la enfermedad.
La gripe podemos prevenirla poniéndonos la vacuna en caso de que seamos población de riesgo. La vacuna han de cambiarla cada año debido a la gran capacidad de mutación del virus de la gripe. Los grupos de riesgo son los ancianos, personas con enfermedades pulmonares crónicas, pacientes inmunodeprimidos, y personal sanitario susceptible de ser contagiado por los pacientes.
Veamos las diferencias entre la gripe y el catarro antes de ver qué podemos tomar para pasar estas afecciones lo mejor posible.
El tratamiento, como decíamos, pasa por tratar los síntomas. Hay un dicho muy sabio que cuenta que la gripe se cura dándole cama, con medicamentos siete días, y sin ellos, una semana. Lo que queremos es pasar esos días lo menos mal que podamos. Podemos aliviar los síntomas con analgésicos, antitérmicos, descongestionantes nasales y con medicamentos para la tos. Y si podemos darle reposo, pues mejor que mejor.
Es importante también hablar de cómo nos acatarramos. El hecho de coger frío o mojarse no es lo que nos produce el catarro o la gripe, porque, como decimos son virus que se transmiten a través de las gotitas de saliva al hablar, toser o estornudar. Atendiendo a esto, la mejor prevención es mantener una buena higiene tapándonos la boca y la nariz al toser y estornudar y lavándonos frecuentemente las manos.
¿Sabías que…?
Ciertos estados personales pueden hacer que seamos más sensibles a la acción de estos virus, como puede ser cuando estamos cansados, tenemos ansiedad, somos alérgicos o padecemos asma, así como cualquier estado que haga bajar nuestras defensas.
Podemos reforzar nuestras defensas tomando probióticos y vitamina C, como te contamos en otros posts de este mismo blog.